Los pioneros de reconciliación y diálogo

«Perdonamos y pedimos perdón» - esas son las palabras de la carta de los obispos polacos a los obispos alemanes del año 1965, que fue el primer paso a la conciliación de los dos países. Este documento causó una batida del gobierno comunista de ese tiempo contra los jerarcas de la Iglesia, especialmente contra el Primado Stefan Wyszyński. La carta fue firmada también por Karol Wojtyła, que era un arzobispo al ese tiempo.

Los autores del mensaje a los obispos alemanes, de izquierda a derecha en primer plano: Obispo Bolesław Kominek, Primado Stefan Wyszyński, Obispo Karol Wojtyła. Foto Cyprian Grodzki OFMConv/ Niepokalanów.
11 Lutego 1945
Conclusión de la Conferencia de Yalta, que dio como resultado el cambio de las fronteras de la Polonia de la preguerra 
18 Listopada 1965
Publicación del mensaje de los obispos polacos a los obispos alemanes 
8 Grudnia 1965
Conclusión del Concilio Vaticano II (las sesiones del Concilio se han celebrado desde 1962) 
Invitación para el Milenio del Bautismo de Polonia
En el año 1965, las relaciones entre Polonia y Alemania eran tensas. El gobierno de RFA no quería aceptar las fronteras de Polonia establecidas después de la Segunda Guerra Mundial. En la comunidad polaca, todavía no se habían sanado las heridas causadas por el ataque alemán a Polonia y la ocupación brutal en los años 1939-1945. A pesar de esto, los obispos polacos se decidieron a intentar llegar a la conciliación.

Fue el tiempo de preparación para las celebraciones del Milenio del Bautismo de Polonia, mil años después del bautismo del príncipe Mieszko I, que empezó la cristianización del país. La culminación de las celebraciones era la misa sobre Jasna Góra en Częstochowa el 3 de mayo del año 1966. Los obispos polacos se decidieron a mandar invitaciones a los episcopados de muchos países. El arzobispo de Wrocław, Bolesław Kominek, tuvo la tarea más difícil: invitar el episcopado alemán.

El documento fue escrito el 18 de noviembre del año 1965. Fue firmado por p.ej. el Primado de Polonia, el cardenal Stefan Wyszyński, y el cardenal Karol Wojtyła, el futuro Papa Juan Pablo II. La carta de los obispos polacos a los obispos alemanes presentaba mil años de la historia de Polonia con el enfoco a las relaciones entre Polonia y Alemania. Pero ante todo esa carta era un llamado a olvidar las culpas y empezar un diálogo en el espíritu del Concilio Vaticano, que estaba en curso a ese tiempo. La carta fue terminada con las famosas palabras «Perdonamos y pedimos perdón», que agitaron la opinión pública en Polonia y dieron al gobierno comunista una excusa para instigar una histeria contra la Iglesia.

EL TEXTO DE LA CARTA AQUÍ (PL)
Las controversias en torno a la carta
Muchos polacos no podían entender la intención detrás de la carta. La memoria de la crueldad de la ocupación alemana seguía viva. Después del ataque a Polonia en el año 1939, en las tierras polacas fueron edificados campos de exterminio y campos de concentración, en cuales millones de polacos, ante todo judíos polacos, murieron en condiciones terribles. Los alemanes mataron la intelligentsia polaca en unas acciones genocidas y en el año 1944, después del Alzamiento de Varsovia, arrasaron la capital polaca. Para los polacos era difícil perdonar todas esas cosas y los fieles completamente no pudieron entender la súplica de perdón dirigida a los alemanes. El gobierno comunista, que estaba en competición feroz con la Iglesia a ese tiempo, empezó una acción propagandista contra los obispos.

También en Alemania la carta fue recibida de una manera fría. Como resultado de la Segunda Guerra Mundial, unas tierras alemanas del Este y del Norte estuvieron unidas a Polonia; ante todo los terrenos de Silesia, Pomerania y Varmia y Masuria. Durante las conferencias de Teherán, Yalta y Potsdam, los líderes de la Unión Soviética, los Estados Unidos y el Reino Unido decidieron que una gran parte de los terrenos polacos de Este sea unida a la Unión Soviética. Los terrenos alemanes debían ser una compensación. En el año 1965, ni el gobierno de RFA ni la mayoría de los ciudadanos alemanes estaban listos para aceptar esta pérdida.
El nuevo comienzo
La carta de los obispos polacos no omitía esos temas difíciles. Aunque no faltaran unas palabras de gratitud por la contribución positiva a la cultura polaca, también estaban presentes las partes difíciles de la relación entre esos dos países. La carta fue el primer intento del lado polaco a superar los traumas de la guerra en el espíritu del perdón cristiano. La respuesta del episcopado alemán del 5 de diciembre del año 1965 fue cautelosa, pero los obispos alemanes expresaron allí una súplica de perdón y un acuerdo a la proposición del “nuevo comienzo” de la explotada nación polaca. Estos fueron los primeros pasos para una reconciliación.
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