La tercera peregrinación de Juan Pablo II a Polonia - el año 1987. Lecciones de subjetividad.

«¡El futuro de Polonia depende de vosotros y tiene que depender de vosotros!» dijo Juan Pablo II a los jóvenes durante la peregrinación a Polonia en el año 1987. Esas palabras fueron recibidas como una señal de solidaridad con la sociedad restringida por el gobierno comunista. Pero fueron algo más - una llamada eterna a tomar la responsabilidad por los otros.
La misa en Zaspa - un barrio de Gdansk, 12.06.1987. Foto. Stanisław Składanowski.
Línea de tiempo
8 de junio
VARSOVIA: Aeropuerto Okęcie, saludo del Papa por el presidente del Consejo de Estado, Wojciech Jaruzelski, el primado Józef Glemp, los representantes del gobierno y el episcopado. Catedral - visita a la tumba de Stefan Wyszyński, encuentro con monjas de clausura (entre los invitados estaba, entre otros, la Madre Teresa de Calcuta). El castillo real de Varsovia - encuentro con Wojciech Jaruzelski, discurso ante los representantes del gobierno y visita al castillo. Iglesia de Todos los Santos - misa de apertura del Segundo Congreso Eucarístico.   
9 de junio
LUBLIN: Majdanek - visita al antiguo campo de concentración. Oración en silencio y breve discurso. Visita a la catedral. Universidad Católica de Lublin - encuentro con representantes del mundo de la ciencia y luego con profesores y estudiantes de la Universidad Católica de Lublin combinado con una liturgia de la palabra. Barrio de Czuby - misa combinada con la ordenación sacerdotal. TARNÓW: Encuentro con los jóvenes
10 de junio
TARNÓW: Vecindario Jasna II - Encuentro con los fieles antes de la misa, luego la misa con la beatificación de Carolina Kózka. Vísperas eucarísticas en frente de la catedral. Encuentro con los sacerdotes y los religiosos CRACOVIA: Błonia - liturgia de la palabra. En el altar fue colocada la imagen de Nuestra Señora del Calvario, que Juan Pablo II decoró con una rosa papal dorada. Catedral de Wawel - misa en frente del altar de la Cruz Milagrosa, en el que fueron colocados las reliquias de la Beata Eduviges.
11 de junio
CRACOVIA: Curia Metropolitana - encuentro con amigos y colegas del pasado. Cementerio Rakowicki - visita a su tumba familiar. SZCZECIN: Jasne Błonia - misa para familias. Coronacion de la estatua de Virgen de Fátima. Participación en la ceremonia de colocación de la piedra angular del nuevo edificio del Seminario Mayor. Encuentro con seminaristas. Catedral - Encuentro con seminaristas, sacerdotes, religiosos y religiosas GDYNIA: Encuentro con la gente de mar. Liturgia de la palabra. GDANSK: Sede episcopal en Oliwa - encuentro privado con Lech Wałęsa y su familia
12 de junio
GDANSK: Westerplatte - encuentro con jóvenes. Liturgia de la palabra. Basílica de Santa María - encuentro con los enfermos. Liturgia de la palabra. Oración ante el Monumento de los Constructores de Buques Fallecidos en el Año 1970. Barrio Zaspa - misa para los representantes del mundo del trabajo. Coronación de la imagen de la Virgen del Santuario de Trąbki Wielkie. CZĘSTOCHOWA: El llamamiento de Jasna Góra.
13 de junio
CZĘSTOCHOWA: Capilla de la Imagen Milagrosa - Santa Misa. Encuentro de despedida con los padres paulinos y los peregrinos. LODZ: Aeropuerto Lublinek - misa durante la cual 1500 niños tuvieron su Primera Comunión (algunos de ellos recibieron el sacramento de manos de Juan Pablo II). Catedral - encuentro con representantes del mundo de la ciencia y la cultura. Planta de la Industria Algodonera de Lodz "Uniontex" - encuentro con trabajadoras textiles. VARSOVIA: Iglesia de la Santa Cruz - encuentro con representantes del mundo de la cultura.
14 de junio
VARSOVIA: Encuentro con representantes de la comunidad judía. Iglesia de San Estanislao - Visita a la tumba del capellán de ‘Solidaridad’, el padre Jerzy Popiełuszko. Iglesia de la Santa Cruz - misa por radio para los enfermos, durante la cual fue reproducida una homilía papal. Oración en la iglesia greco-católica de los padres basilianos en la calle Miodowa. Plaza del Desfile - misa de beatificación del obispo Michał Kozal que al mismo tiempo fue la conclusión del Segundo Congreso Eucarístico. Durante la misa, 100 misioneros recibieron cruces misioneras de manos del Santo Padre. Procesión eucarística por las calles Marszałkowska, Królewska, Krakowskie Przedmieście hasta Plaza del Castillo. Encuentro con representantes de la Conferencia Episcopal Polaca. Encuentro con el general Wojciech Jaruzelski. Aeropuerto Okęcie - Ceremonia de despedida
Objetivos
Los objetivos de la visita fueron percibidos diferentemente por el papa, por los activistas de la resistencia anticomunista y por el gobierno de la República Popular de Polonia. La oposición veía en el Santo Padre su protector - ya desde las huelgas de 1980, cuando había sido creado el Sindicato Independiente y Autogestionario ‘Solidaridad’. En 1987, esperaban recibir su voz de apoyo, que daría a los Polacos unas nuevas fuerzas para luchar contra el comunismo.

Las esperanzas particulares - y los miedos del gobierno - estaban vinculadas con la visita en Gdansk, el lugar del nacimiento de ‘Solidaridad’. «¿Por qué Gdansk? Hay tantas ciudades bonitas. Temo que [...] las celebraciones en Gdansk se convertirán en un sabbat de brujas» dijo Czesław Kiszczak, el ministro de asuntos interiores de la República Popular de Polonia, durante las negociaciones con el episcopado de Polonia sobre el plan de la peregrinación. Preveía discursos agresivos de la oposición y temía la fuerza del símbolo que era esa ciudad. A pesar de la plena conciencia de a qué lado estaba Juan Pablo II, el gobierno polaco dió permiso para la visita, intentando beneficiar lo mejor posible de la visita del Papa. El gobierno contaba con normalización de las relaciones con la Sede Apostólica y un mensaje positivo sobre Polonia en la prensa internacional, para terminar el aislamiento internacional de la República Popular de Polonia, que duraba desde la introducción de la ley marcial en 1981.

¿Cuál fue la actitud de Juan Pablo II hacia estas expectaciones? Su objetivo, definitivamente, fue apreciar los logros de ‘Solidaridad’ y ayudar en la creación de un programa de acción basado en una profundizada reflexión sobre unos valores como la solidaridad, el trabajo y la libertad. Pero Juan Pablo II no llegó a Polonia para animar a una confrontación. «Solidaridad tiene que ir en frente de la lucha» dijo en Zaspa en Gdansk a la gente de trabajo. Vino para inspirar a cambios a través de acuerdo, pero indicando claramente que esto sea posible solo con el respeto para la subjetividad de la sociedad y los derechos humanos.

Los fieles durante la misa para la gente de trabajo, Zaspa, Gdansk, 12.06.1987, fot. Stanisław Składanowski

Al mismo tiempo - y, tal vez, ante todo - el Papa quería preparar a los polacos normales para tomar la responsabilidad por el país. Durante los siguientes encuentros desarrollaba los temas de la verdadera soberanía y de que es inseparable del sentido de la solidaridad mutua. En las homilías y los discursos el Papa convencía que los cambios sociales tienen que tener unos orígenes espirituales. La tercera peregrinación a Polonia constituía una parte de un evento más grande - el Segundo Congreso Eucarístico. Entonces Juan Pablo II hablaba a los Polacos sobre el sacramento de Eucaristía. Mostraba el valor de este sacramento no sólo en la vida religiosa, sino también como el mejor medio para construir una nación con soberanía.
Contexto
El 1987 fue un año de una grave crisis. Había un colapso económico e intentos de reformas sólo demostraron la insuficiencia del sistema de planificación central. La dinámica de PIB en un nivel negativo, la inflación de más que 25% - estas estadísticas fueron visibles en la forma de unas estanterías vacías en las tiendas y unos saltos de precios drásticos. El gobierno no sabía manejar la situación económica que empeoraba. Después del asesinato del capellán de ‘Solidaridad’ el padre Jerzy Popiełuszko por unos oficiales del Servicio de Seguridad en el año 1984, el ambiente en muchos de circulos de la oposición, particularmente los de los jóvenes, se radicalizaron.

El gobierno comunista empezó el proceso de transformación del sistema, intentando recibir un soporte social para las reformas planeadas. Para lograr esto tenían p.ej. una política de concesiones a la Iglesia católica. En enero de 1987 Wojciech Jaruzelski hizo una visita oficial en el Vaticano, el objetivo de la cual fue salir del aislamiento internacional que había empezado por la introducción de la ley marcial el 13 de diciembre de 1981. Sabía que por ayuda del Papa con las relaciones con los países del Oeste tendría que pagar con unas concesiones a la Iglesia y la sociedad. Del éxito de esa visita dependía la llegada de Juan Pablo II a Polonia, entre otras cosas. Tanto Jaruzelski como el Papa calificaron las conversaciones vaticanas positivamente y Juan Pablo II aún describió la audiencia como “una visita indudablemente histórica”.

En septiembre de 1986 la mayoría de los prisioneros políticos polacos fueron liberados de prisión y Lech Wałęsa con sus socios más cercanos convocaron el Consejo Temporal del Sindicato Independiente y Autogestionario ‘Solidaridad’ que operaba abiertamente (a pesar de que la misma ‘Solidaridad’ no fuera legalizada de nuevo). En febrero de 1987 Jaruzelski decidió que la transformación económica de Polonia se llevaría a cabo después de que todos los ciudadanos expresaron su opinión en un referéndum popular. Esa dirección de actuar fue influida por la situación internacional. En la URSS había así llamada perestroika, el proceso de reformación del sistema comunista en la URSS después de que Mijaíl Gorbachov había llegado a poder y los EEUU bajo el liderazgo de Ronald Reagan llevaban una política de presión de los países del bloque del Este muy activa.

Los líderes de la República Popular de Polonia no tuvieron dudas que el comunismo tenía que ser reformado y hay que hacerlo como resultado de un acuerdo con la sociedad o, al menos, una parte de ella. Pero eso no excluía acciones brutales hacia la gran parte de la oposición. Aún durante la peregrinación en 1987 podrías ser arrestado por tener una bandera con ‘Solidaridad’ escrita sobre ella. De todos modos, los planes de las siguientes reformas económicas y del sistema todavía no eran ampliamente conocidos. Los polacos, entonces, no tenían ni esperanza para unos cambios positivos, ni confianza en el gobierno para colaborar con él.

Una bandera durante el encuentro con el Papa. Foto. Stanisław Składanowski.
Temas principales y curso
Las peregrinaciones de Juan Pablo II a Polonia fueron unos eventos masivos, excepcionales en términos del número de participantes y el nivel de dificultad de preparación. La en 1987 no fue diferente. Durante los seis días, desde el 8 hasta el 13 de junio, el Papa visitó nueve ciudades. En cada de ellas fue planeado un programa muy intensivo y a los eventos centrales vinieron cienes de miles personas. Según la encuesta del Centro de Estudios de la Opinión Pública, una tercera parte de Polacos quisiera participar directamente en los encuentros con el Papa, es más de 13 millones de personas. Solo 3 por ciento no expresó su interés en la peregrinación. Eso significa que más de 30 millones de polacos seguían con más o menos gran atención la enseñanza de Juan Pablo II.

1. Amor

«En el mundo visible hay un sujeto, un punto neurálgico [...]. Este punto neurálgico es el hombre» dijo el Papa en la homilía durante su último día de peregrinación. Con su credo humanista «cada hombre es un camino de la Iglesia» empezó la peregrinación en el Aeropuerto Okęcie en Varsovia. Este discurso no deja dudas que los objetivos principales de Juan Pablo II fueron religiosos y todos los cambios sociales quería basar en el cambio espiritual de las personas individuales. En el discurso el Papa hablaba, entre todo, sobre el sacramento de eucaristía en el contexto del Segundo Congreso Eucarístico que se empezaba. La visita del Papa fue un parte de este evento - el Papa empezó el Congreso con la misa el primer día de peregrinación en Varsovia y lo terminó con una misa y con una procesión con el Santo Sacramento también en la capital. Las siguientes ciudades fueron unas estaciones del Congreso, durante las cuales, además de los celebraciones con el Santo Padre, tuvieron lugar otros eventos para fortalecer el culto eucarístico como adoraciones nocturnas de la Eucaristía.

Este sacramento - como dijo Juan Pablo II - construye la comunidad. En la Eucaristía, «el sacramento del amor de un hombre al otro», veía la verdadera fuente de la solidaridad. El Santo Padre lo presentó en la forma más plena en la homilía para el fin del Congreso Eucarístico en la Plaza del Desfile en Varsovia. La adecuada base de la solidaridad y de cada comunidad es el amor. El hombre es obligado al amor, pero al mismo tiempo resulta que es incapaz de amar. Así había sido hasta que Jesús como Dios encarnado fue el primer hombre que podía responder a la llamada «Amarás». Según Juan Pablo II sólo la Eucaristía, en la cual Jesús ofrece sí mismo al hombre, deja contestar «con amor al Amor». Y «amar a sí mismo, a los prójimos y al mundo se puede solo amando a Dios».


En esta homilía el Papa indicó también la Eucaristía como la única base sólida de cada comunidad. En el discurso improvisado a los jóvenes desde la ventana del palacio arzobispal en Cracovia llamó a la eucaristía «el inicio de toda la solidaridad». La llamó también el sacramento de «la fuerza de la ruptura», indicando, que es allí donde los jóvenes deberían buscar su subjetividad - también en la dimensión social.

2. Subjetividad

«El hombre es fuerte, fuerte por el conocimiento de los objetivos, el conocimiento de las tareas, el conocimiento de los deberes» así Juan Pablo II explicó a los jóvenes de Cracovia desde dónde viene la verdadera subjetividad del hombre. Continuó este tema en la famosa homilía en Westerplatte, también dirigida a los jóvenes: «Es bueno que se hable sobre los derechos humanos. [...] Pero no se puede olvidar que los derechos humanos son para que cada persona tenga su espacio que necesita para cumplir sus tareas y deberes. Los derechos humanos tienen que ser una base de este poder moral, al que el hombre llega a través de lealtad a la verdad y los deberes». Fue una llamada a construir la subjetividad interior que el Papa llamaba “el poder moral”.

Al inicio de la peregrinación recordó sobre él al gobierno de la República Popular de Polonia y, personalmente, a Wojciech Jaruzelski. El 8 de junio en el castillo real de Varsovia dijo: «La nación vive de manera auténtica con su propia vida sólo cuando en toda la organización de la vida del país confirma su subjetividad. Confirma que es el anfitrión en su casa». La enseñanza sobre la subjetividad fue un golpe no solo contra la práctica política de los comunistas sino también contra los fundamentos ideológicos de su gobierno. Contradiciendo el marxismo, que dice que las relaciones sociales deciden sobre los procesos históricos, Juan Pablo II dijo al episcopado polaco: el hombre «es, ante todo, una persona, un sujeto de sus actos. El sujeto de la moralidad. El sujeto de la historia».

En este contexto hay que entender los siguientes discursos para varios entornos, en los cuales, como un estribillo, se repite una llamada a la subjetividad o soberanía. Al entorno científico el Papa dijo: «Esta subjetividad es creada en todos tipos de lugares, en varios talleres de obra en esta nuestra tierra ancestral. Los entornos del trabajo en la industria y en la agricultura son llamados a esto. La familia y cada persona es llamada a esto. La subjetividad nace de la misma naturaleza del ser humano: en primer lugar contesta a la dignidad humana de una persona». A todos estos entornos: a los agricultores durante la misa para más de 2 millones personas en Tarnów, a los obreros en Gdansk, a las familias en Szczecin, a los niños en Lodz, a los sacerdotes en Lublin y a las monjas de clausura en Varsovia - a todos ellos el Papa recordó sobre su deber personal de actuación libre y soberana para el bien de toda la sociedad. Pero también les recordó que es el derecho humano que el estado provee las condiciones para esta actuación.

3. Solidaridad

Las declaraciones del Papa fueron un golpe directo al gobierno. Para cada persona fue claro que en las condiciones polacas un esfuerzo así fue, ante todos, el sindicato ‘Solidaridad’, la actividad del cual había sido aplastada de una manera brutal. Cuando el Papa dijo a los representantes del gobierno en el castillo en Varsovia: «recuerden el hombre. [...] sobre su derecho a la libertad religiosa, a sindicalizarse y expresar sus opiniones» fue obvio que era un reproche dirigido al gobierno por la introducción de la ley marcial, ruptura de los acuerdos sociales y el encarcelamiento de casi todos los activistas más importantes de la ‘Solidaridad’. El contenido de este discurso - recibido como anti-estado,  tanto en los análisis del partido, como en los medios extranjeros - fue conocido por 70 por ciento de los Polacos, según la encuesta del Centro de Estudios de la Opinión Pública. No es extraño, entonces, que el gobierno de la República Popular de Polonia percibía la visita del Papa como una amenaza al sistema político.

Juan Pablo II no dudó en decir la verdad sobre el gobierno comunista rompiendo los derechos humanos. Expresó también su apoyo a ‘Solidaridad’. Son legendarios sus palabras de Zaspa en Gdansk: «quiero hablar sobre vosotros y, en algún sentido, para vosotros» con las cuales expresó su solidaridad con los obreros e indicó que ellos mismos no pueden hablar libremente. También fueron importantes los gestos, como la oración en frente del Monumento de los Constructores de Buques Fallecidos en el Año 1970 que conmemora una rebelión de obreros que fue reprimida de una manera sangrienta, o en frente del tumbo de un asesinado capellán de ‘Solidaridad’ padre Jerzy Popiełuszko. El Papa mencionó a Popiełuszko muchas veces en sus homilías y discursos. Mencionó también las huelgas y los Acuerdos de Agosto del año 1980 y los menos conocidos acuerdos de unas organizaciones agriculturales de ‘Solidaridad’ - en Rzeszów y en Bydgoszcz.

También el comportamiento de la multitud de gente escuchando indicaba que los encuentros con el Papa, además de un contexto espiritual, tuvieron también un contexto político. Los gritos, las ovaciones, las banderas y los folletos de la oposición continuamente creaban una atmósfera de confrontación. El Ministerio de Asuntos Interiores hizo un gran trabajo para prevenir esto. Para eso había sido empezada una operación “Zorza II”. Su objetivo fue asegurar la peregrinación en el contexto de los peligros estándares que acompañan a la llegada de una persona importante y reuniones masivas - y solo eso fue un gran reto por el tamaño del evento. Este trabajo fue bien calificado tanto por la sociedad como por el Papa. Al mismo tiempo, “Zorza II” tuvo como objetivo proteger el estado contra una actividad dirigida contra el sistema comunista. Durante la operación, detuvieron preventivamente unos activistas de la oposición, registraron sus casas y requisaron folletos y banderas de ‘Solidaridad’. No faltaban también unas acciones extrañas. En Gdansk, en frente del Monumento de los Constructores de Buques Fallecidos en el Año 1970 estaban parados unos miles de funcionarios del Ministerio de los Asuntos Interiores, miembros del Partido Obrero Unificado Polaco y policías vestidos de civil y de espaldas al Santo Padre. El objetivo de eso fue demostrar la falta de respeto al Papa rindiendo homenaje a los fallecidos y, al mismo tiempo, separar a Juan Pablo II de la multitud que se había reunido allí.

4. Otros eventos

Gdansk fue el punto culminante de la peregrinación, donde la llamada de Juan Pablo II a la subjetividad y el apoyo a ‘Solidaridad’ sonaron más fuerte. Pero el tema principal de la misa en Zaspa fue el trabajo. Juan Pablo II sacrificó mucho de su atención durante la peregrinación a este tema, intentando transmitir en palabras simples la doctrina social de la Iglesia. «Trabajo - eso significa hombre» - dijo, indicando que el trabajo no puede ser tratado como una mercancía.

Acordó también sobre las condiciones adecuadas del trabajo: en Gdansk sobre el pago justo y en Lodz - durante el encuentro con trabajadoras textiles - sobre la necesidad de proveer a las mujeres las adecuadas condiciones para juntar el trabajo con el papel de madre. Recordó las demandas de la Iglesia «para que todo lo que mujer hace en casa, toda la actividad de madre y de educadora sea completamente apreciado como un trabajo. Es un gran trabajo». Según muchos relatos, ese fue el encuentro más conmovedor de toda la peregrinación, durante el cual Juan Pablo II con una gran emoción contaba sobre sus años de niñez pasados con su madre. Con la misma emoción habló durante la misa para familias en Szczecin, donde hablaba sobre la cultura popular y sobre sus víctimas: «mujeres traicionadas, dejadas y abandonadas», «maridos abandonados» y «niños condenados a la discapacidad espiritual».

Es imposible describir todos los encuentros que tuvieron lugar durante esta peregrinación. Para Juan Pablo II fue muy importante la misa en Cracovia en Wawel con el traslado de las reliquias de la Santa Eduviges. Trató este evento como parte de las celebraciones del 600 aniversario del bautismo de Lituania. Quería celebrar este aniversario en Lituania - que en ese tiempo era una república soviética - pero Moscú no había dado su acuerdo para la visita. El Papa tuvo también algunos encuentros con sacerdotes y clérigos. En Varsovia tuvo lugar un encuentro ecuménico y con los representantes de la comunidad judía. Juan Pablo II se reunió también con artistas en Lodz y en Varsovia. Su visita en el campo de concentración alemán de Majdanek en Lublin desde el periodo de la Segunda Guerra Mundial tuvo una gran fuerza simbólica.

Plaza del Desfile en Varsovia durante la peregrinación papal. En la fotografía aparecen, entre otros, Jan Englert y Gustaw Holoubek. Foto: Stanisław Składanowski.
Efectos
De los análisis de las autoridades comunistas queda claro que la visita del Papa causó un aumento de la actividad de la sociedad. Subrayan también el carácter reflexivo de la peregrinación. Conclusiones similares aparecen en los recuerdos de los entonces jóvenes activistas de la oposición anticomunista - Maciej Płażyński y Alicja Grześkowiak. Recuerdan su encuentro con el Papa en 1987 como un impulso para fortalecer su sentido de la fuerza. Lo percibieron como un alentamiento para actuar, no sólo para luchar contra el comunismo, sino también, por ejemplo, para actuar para la protección de la vida de los no nacidos. Tanto en la opinión de la oposición como en la de las autoridades, la peregrinación fue un gran éxito de la Iglesia, que logró, entre otras cosas, involucrar muy fuertemente a los jóvenes, también para participar en los servicios litúrgicos y del orden.

La resistencia de ‘Solidaridad’ percibió los gestos y las palabras del Papa como una expresión de apoyo y material para una reflexión más general sobre el concepto de solidaridad en relación con la libertad y la soberanía. Todo el mundo está de acuerdo en que los encuentros con el Papa despertaron a la gente de su letargo, "recargaron sus pilas", pero según el activista de la oposición Bronisław Geremek, ‘Solidaridad’ como organización no aprovechó esta oportunidad. «La peregrinación también confirmó», dijo Geremek, «que ‘Solidaridad’ debe intentar seguir el camino del acuerdo».


Dos años después de la visita, el 4 de junio de 1989, Polonia celebró sus primeras elecciones parlamentarias parcialmente libres, en las que los polacos votaron inequívocamente contra las autoridades comunistas y a favor de los representantes de ‘Solidaridad’. En los textos sobre la peregrinación de 1987 a menudo aparecen opiniones de que este evento fue uno de los factores más importantes que condujeron a la transformación del sistema en Polonia. Sin embargo, la caída del comunismo fue un proceso tan complicado que es muy difícil determinar el alcance y la escala de la influencia de un factor en particular.

La peregrinación fue uno de los numerosos eventos trascendentales de este punto tan importante en la historia de Polonia. Fue un elemento clave de las negociaciones entre el estado y la Iglesia, que resultaron en el episcopado polaco convirtiéndose en una de las tres partes más importantes - junto con el gobierno comunista y los representantes de ‘Solidaridad’ - que decidían la forma de los cambios en 1989. El episcopado polaco recibió en esta época muchas ofertas del gobierno comunista para cooperar en la realización de las reformas. La condición era que la Iglesia se desvinculara de los representantes de la oposición clandestina. Juan Pablo II dio a ‘Solidaridad’ su apoyo inequívoco, mostrando a los obispos que, en su opinión, este movimiento no debería ser ignorado en el proceso de cambio del sistema.

El comportamiento de los fieles durante los encuentros con el Papa - p.ej. las banderas de ‘Solidaridad’ o las reacciones entusiastas cada vez que el Papa hablaba sobre el valor de la solidaridad - demostró que ‘Solidaridad’ seguía siendo una fuerza social difícil de ignorar. A pesar de esto, las autoridades comunistas intentaron hacer reformas sin acuerdo con la oposición democrática. Sólo después del fracaso y la otra oleada de huelgas de obreros en la primavera y el verano de 1988, las autoridades de la República Popular de Polonia decidieron hablar con los representantes de ‘Solidaridad’.
Hechos interesantes
En Cracovia y Gdansk después de los encuentros con el Papa fueron organizados manifestaciones contra el gobierno, en las cuales participaron varios miles de personas. Esto ocurrió en contra de la clara voluntad del Papa Juan Pablo II, quien, después de la misa en Zaspa, llamó inequívocamente a la calma y a la dispersión en atmósfera de oración. También la mayoría de la sociedad -al menos según las encuestas del Centro de Estudios de la Opinión Pública - comentaron con desaprobación los disturbios.

La visita de Juan Pablo II, a pesar de sus llamadas a la calma, decepcionó a Wojciech Jaruzelski. Antes del regreso del Papa, le pidió una charla adicional. La reunión imprevista en el programa de la visita duró casi una hora. Fue un encuentro ‘cara a cara’, por lo que no se sabe de qué hablaron, pero la clara agitación de Jaruzelski durante su discurso de despedida indicaba una charla intensa.

La clausura del Segundo Congreso Eucarístico tuvo lugar en la Plaza del Desfile de Varsovia. Hasta entonces, ese lugar había sido reservado para eventos estatales. Por un día, un lugar destinado a la propaganda comunista y atea se convirtió en el espacio sagrado de una gran comunidad cristiana. El Palacio de la Cultura y la Ciencia, regalo de Iósif Stalin al pueblo polaco, se convirtió en el fondo del altar papal.

Misa en la Plaza del Desfile el último día de la peregrinación. Foto: Stanisław Składanowski.

El tiempo durante la peregrinación fue insoportable. Así recuerda la misa en la Plaza del Desfile Anna Gręziak, del servicio médico: «[...] fue muy, muy bochornoso. Había una ambulancia de reanimación cerca y yo también, como anestesista, tenía un servicio, digamos, más amplio que otros. Había mucha gente que necesitaba ayuda. Mucha gente, simplemente estábamos tan ocupados todo el tiempo durante la misa que ni siquiera era posible seguir lo que sucedía [...] Simplemente no era posible». Este problema no sólo afectó a Varsovia. Según los reportes de la operación “Zorza II” en otras ciudades, en Gdansk 18 personas fueron hospitalizadas a causa de desmayos, en Szczecin hubo 1071 desmayos y en Tarnow una persona murió durante el evento.
Frases de Juan Pablo II
Cada de estas personas tiene su dignidad personal, tiene los derechos correspondientes a esta dignidad. En nombre de esta dignidad es razonable que cada uno y todos juntos se esfuercen por ser no solo el objeto de la actividad superior del gobierno, de las instituciones de la vida estatal, sino por ser sujetos. Y ser sujeto significa participar en la determinación de la "cosa pública" de todos los polacos. La nación vive de manera auténtica con su propia vida sólo cuando en toda la organización de la vida del país confirma su subjetividad. Confirma que es el anfitrión en su casa.

Recuerdo que cuando era joven, como vosotros, y leía el Evangelio, para mí el argumento más fuerte de la veracidad de lo que leía era que allí no hay ninguna promesa barata. [...] Esto me convencía mucho, porque normalmente la gente intenta atraer a los demás con promesas. [...] Cristo - nada de eso. Este es el regalo más grande. Es un regalo infinito: la Eucaristía, Cristo. Al mismo tiempo, es el regalo que obliga más profundamente, y esto es su poder creativo, a través del cual construye al hombre, construye nuestra humanidad, a través del cual nos da este poder del cambio. Porque así está construido el hombre. El hombre es fuerte, fuerte por su conciencia de los objetivos, por su conciencia de las tareas, por su conciencia de los deberes, y también por su conciencia de ser amado. Por lo tanto, para hacer cambios, tengo que estar seguro de que soy amado.

En el nombre del futuro del hombre y de la humanidad, había que pronunciar esta palabra "solidaridad". Hoy fluye en una amplia ola a través de un mundo que comprende que no podemos vivir según el principio: "todos contra todos", sino sólo según el principio: "todos con todos", "todos para todos". Esta palabra ha sido pronunciada aquí, de una manera y en un contexto nuevos. Y el mundo no puede olvidarlo. Esta palabra es vuestro orgullo [...].

Cada uno de vosotros, jóvenes amigos, también encuentra en su vida algún tipo de "Westerplatte". Algún tipo de tareas con las cuales tiene que encargarse y cumplirlas. Alguna causa justa por la que no se puede no luchar. Un deber, una obligación de la que no se puede evadir. No se puede "desertar". Por fin, un orden de verdades y valores que hay que "mantener" y "defender", como este Westerplatte, en y alrededor de uno mismo. Sí, defender - para uno mismo y para los demás.

Es verdad que hay que pagar por el trabajo, pero eso no es todo. El trabajo - eso significa hombre. El hombre trabajador. Por lo tanto, si hablamos sobre la justa relación entre trabajo y pago, nunca se podrá definirla suficientemente si no se sale del hombre como sujeto del trabajo. El trabajo no puede ser tratado - nunca y en ningún lugar - como una mercancía, porque un hombre no puede ser una mercancía para otro hombre, sino que tiene que ser el sujeto. Entra en el trabajo a través de toda su humanidad y toda su subjetividad. El trabajo abre en la vida social toda la dimensión de la subjetividad del hombre y también la subjetividad de la sociedad, constituida por los trabajadores.

He hablado de un "genio femenino". Y es verdad. La gente a menudo canta al Papa: «Larga vida, larga vida, larga vida a los cien años"[1]. Entonces es difícil no pensar en la madre, la mujer, mi madre biológica. Si estoy vivo en el mundo es porque existía ella que me dio esta vida. [...] Es difícil leer sin gran emoción las palabras de Cristo sobre una mujer, especialmente sobre la mujer que ha de dar a luz un ser humano. Cristo dice: «Entonces siente tristeza», porque es un gran trabajo y sufrimiento, pero - continúa - «una vez que ha dado a luz a un ser humano», este trabajo y sufrimiento y tristeza se convierte en alegría. Es difícil no pensar en nuestras madres al encontrarnos con unas mujeres. Este es el "genio femenino".


Autor del texto: Ignacy Masny, Centro de Pensamiento de Juan Pablo II


[1]Una tradicional canción polaca de cumpleaños.
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