La peregrinación de Juan Pablo II a Brasil, 1991. Fe y progreso

«Es un problema que cada vez más preocupa a la Iglesia» dijo Juan Pablo II sobre las desigualdades sociales cuando estaba en un avión durante el vuelo a Brasil. «Voy a continuar apoyando a los obispos brasileños en esta cuestión». El tema principal de la peregrinación fueron las formas de resolver problemas sociales en la luz cristiana.

Favela en São Paulo
El 12 de octubre del año 1991
NATAL: Bienvenida en el aeropuerto por las autoridades civiles (el gobernador del estado, el ministro de asuntos exteriores) y de la Iglesia. Encuentro con los fieles sobre la Plaza del Congreso. Llegada al centro arquidiocesano de formación.
El 13 de octubre del año 1991
NATAL: Misa para el fin del XII Congreso Nacional Eucarístico. Angelus. Encuentro con los obispos. Encuentro con los sacerdotes diocesanos y monásticos en la catedral.SÃO LUÍS: Visita a la iglesia de San Antonio. Encuentro con los clérigos en un centro de formación.  
El 14 de octubre del año 1991
SÃO LUÍS: Misa en Aterro do BacangaBRASÍLIA: Encuentro con el presidente. Saludo a los fieles desde el balcón de la residencia presidencial. Encuentro con el cuerpo diplomático.  
El 15 de octubre del año 1991
BRASÍLIA: Encuentro con un grupo de sordomudos y los socios de la Conferencia en la sede de la conferencia nacional de obispos. Misa en Esplanada dos Ministérios para los fieles de la arquidiócesis local; consagración de la piedra angular de la catedral de campo. GOIÂNIA: Liturgia de la palabra en el estadio Serra Dourada BRASÍLIA: Encuentro con clérigos en el seminario arquidiocesano. Encuentro con los representantes de la comunidad judía brasileña.  
El 16 de octubre del año 1991
CUIABÁ: Misa para los fieles de la arquidiócesis local. Encuentro con los representantes de tribus indígenas. Encuentro con los jóvenes en el universitario Palacio de Deporte.
El 17 de octubre del año 1991
CAMPO GRANDE: Visita en la leprosería São Julião. Misa. Encuentro en la catedral con los representantes de laicos de todo Brasil.
El 18 de octubre del año 1991
FLORIANÓPOLIS: Misa sobre unos prados marítimos (aterro da Baía Sul), beatificación de hna. Paulina de Corazón Agonizante de Jesús. Encuentro ecuménico en Aula Magna. Encuentro con las representantes de monjas de todo Brasil.
El 19 de octubre del año 1991
VITÓRIA: Misa sobre una llanura marítima (aterro da Conduza). Consagración de Brasil a la Virgen María. Visita en un local barrio pobre - la favela Lixão de São PedroMACEIÓ: Liturgia de la palabra sobre el terreno del centro de formación para los pobres en un barrio marginal.  
El 20 de octubre del año 1991
SALVADOR: Encuentro con los representantes de otras Iglesias cristianas. Visita a la gravemente enferma hna. Irma Dulce de 77 años en un hospital cerca de la basílica Nosso Senhor do Bonfim. Encuentro con cerca de 30.000 niños y sus padres en la plaza Baixa do Bonfim. Encuentro con los representantes del mundo de la cultura en la iglesia de San Francisco Javier. Angelus en la iglesia de Inmaculada Concepción. Misa a la orilla del mar (aterro da Boca do Rio da Armacao).
El 21 de octubre del año 1991
SALVADOR: Misa en la capilla en la sede del arzobispo. Despedida en el aeropuerto y regreso a Roma.
Objetivos
Juan Pablo II llegó a Brasil el 12 de octubre del año 1991 para el fin del XII Congreso Nacional Eucarístico. Fue su segunda visita en este país (la primera fue en el año 1980). Como repetía durante su discurso al presidente de Brasil Fernando Collor de Mello, llegó para cumplir «una misión puramente espiritual». Fue la verdad - recordando sobre la doctrina católica, piedad eucarística, viviendo la fe de la manera correcta, ánimo a evangelización constituyeron una gran parte de sus homilías y discursos.

Pero Juan Pablo II entendía los objetivos «solamente religiosos» de su peregrinación en una manera diferente de la del gobierno de Brasil. El gobierno brasileño estaba perfectamente consciente de esto, por eso al principio no quiso dejar al Papa entrar a Lixão de São Pedro - el barrio de pobreza, favela, en pueblo Vitória. Finalmente, dió acuerdo y Juan Pablo II allí y en otros lugares claramente expresó su actitud hacia asuntos que fueron los puntos más incendiarios de la política local - la reforma agraria, la política de vivienda o la moralidad sexual.

Así el Papa entendí «proclamación de la doctrina cristiana con todas sus implicaciones para la vida de cada persona y toda la sociedad»: «El Papa lleva en la profundidad de su corazón el deseo honesto y la esperanza viva que la nación brasileña siempre irá por el camino de respeto de la dignidad humana, que será capaz de aceptar generosamente el regalo de vida, que respetará y guardará la unidad de familia, que guardará y defenderá los derechos humanos en su trabajo y en la convivencia social [...] Por eso llegó a Brasil».


Contexto
Social

Al principio de los años 90. del siglo XX Brasil estaba en profunda crisis económica y social. Ya en el año 1985 el país estaba gobernado por una dictadura militar que había tomado el mando 20 años antes como reacción a un intento de hacer una reforma agraria, entre otras cosas. La estructura de granjas en Brasil era el eje de un conflicto sangriento. El nivel de concentración de tierras en manos de los propietarios más ricos fue uno de los más altos del mundo - pocos porcentajes de las granjas constituían más de la mitad de toda la tierra cultivable de Brasil. Mucho de estos terrenos no fue cultivado, que solo aumentaba agravios de la multitud de los trabajadores agrícolas que no tenían ninguna tierra.

En el año 1985, el gobierno prometió hacer la reforma pero la transferencia de las tierras iba muy lentamente. Fue creado un movimiento de los trabajadores agrícolas sin tierra, el principal instrumento de lucha del cual fue la ocupación ilegal de terrenos de los gran latifundistas. Al principio de los años 90. el movimiento organizaba cerca de cien acciones así cada año. Fue una actividad efectiva - la ocupación aceleró la transferencia de las tierras - pero vino con gran riesgo. Los propietarios de tierras contrataban milicias armadas - pistoleiros - para defender su propiedad. Ocurrieron enfrentamientos sangrientos. A causa de este conflicto en los años 1985-2006 murieron 1443 personas.

La situación en las ciudades no fue mejor que en las zonas rurales. En las favelas - barrios marginales brasileños - vivían millones de personas en pobreza. Según los documentos vaticanos, en 1991, el 40% de obreros brasileños ganaban menos de 70 dólares cada mes. En el país había una inflación enorme - en 1990, su índice fue casi 3000%, en 1991 - casi 500%.

El gobierno luchaba con la crisis por métodos neoliberales - por desregulación, resignación de parte de los monopolios nacionales y privatización de empresas. Gracias a eso, lograron tener la inflación bajo control, pero algunos de los sectores de economía brasileña, que antes habían sido protegidos, cayeron y en el año 1997 empezó una crisis monetaria que ralentizó significativamente el desarrollo del país y forzó el gobierno a pedir ayuda internacional.

Religioso

La mayoría de Brasileños son católicos; en 1991 se estimaba que constituyeron cerca de 75% de los habitantes. 50 años antes, eran cerca de 95% de los habitantes. Durante este tiempo, los fieles se fueron de la Iglesia Católica a, principalmente, Iglesias protestantes y sectas. Juan Pablo II culpó por esta situación la falta de sacerdotes, pero el catolicismo brasileño tuvo también otros problemas. Uno de ellos fue el sincretismo religioso - muchos católicos allí están bajo una influencia mayor o menor de las creencias africanas. En la forma más extrema este sincretismo se presenta como una religión separada - Candomblé.

Un problema más importante para Juan Pablo II, sobre el cual hablaba directamente durante esta peregrinación, fueron las influencias de la teología de la liberación. Esa heterogénea tendencia en teología, que se desarrollaba durante los años 60. del siglo XX, llamaba los cristianos al activismo para la justicia social y vinculó la teología con las ideologías de los movimientos de izquierda. En una forma extrema, la teología de la liberación llevó a unos sacerdotes que participaban en militias revolucionarias. Algunas de las tesis de esta tendencia, especialmente las vinculadas con la idea marxista de la lucha de clases, fueron oficialmente declaradas por la Iglesia como falsas. Pero incluso en formas menos extremas la teología de la liberación fue, según el Papa, un peligro, especialmente para los sacerdotes, porque el fuerte involucramiento social muy a menudo marginó la formación religiosa. Juan Pablo II intentó referirse a estos peligros, al mismo tiempo subrayando el gran valor del involucramiento en la ayuda a los pobres.

El siguiente reto sobre el cual el Papa habló durante la peregrinación fue la secularización de la sociedad. En 1991, menos de un tercio de los fieles participaba regularmente en misas. Fue notable la influencia del estilo de vida consumista y las ideas liberales, que alejaron a los fieles de las prácticas religiosas y reglas morales católicas. El número creciente de divorcios y abortos, la promoción de anticoncepción fueron - como en muchos otros lugares del mundo - un contexto importante de la peregrinación del Papa.

El interior de un templo candomblé
Curso de la peregrinación
La peregrinación duró 10 días - desde el 12 hasta el 21 de octubre - y embarcó 10 ciudades, las capitales de estados brasileños: Natal, São Luis, Brasília, Goiânia, Cuiabá, Campo Grande, Florianópolis, Vitória, Maceió y Salvador.

En Natal, el Papa fue recibido por cienes de miles personas, que gritaban «Joâo de Deus» («Juan de Dios» en portugués), un apodo de una canción compuesta en su honor para su previa peregrinación en el año 1980. El Papa empezó su viaje en la capital de la región más pobre de Brasil, en una de las ciudades más peligrosas del país. Durante la misa, en las primeras filas pudo ver unas mujeres, cada de ellas con una faja sobre su frente. Sobre las fajas fueron escritos los nombres de los hijos, maridos y padres que habían muerto por las balas de las militias contratadas por los grandes propietarios de tierras. Pero Juan Pablo II llegó a Natal para el fin del congreso eucarístico entonces su homilía este día fue sobre el papel de la Eucaristía en la vida de cristiano.

Dos días más tarde, el 14 de octubre, habló sobre el problema de la reforma agraria en São Paulo: «definitivamente todavía falta mucho para que se pueda hablar sobre una división justa de las tierras». Explicaba que la propiedad privada, que es buena en sí misma, tiene que servir para el objetivo primario - el soporte de toda la gente. «Deja de ser legítima si no es productiva o si sirve para disturbar el trabajo de otros». Entonces él llamaba a acelerar la reforma que daría las tierras inutilizadas de los latifundios grandes a las personas que las necesitaban. Con eso, el Papa asumió una posición clara en el asunto que fue una eje de división entre los Brasileños, también los católicos brasileños.

Pero, al mismo tiempo, criticó la práctica de la ocupación ilegal de los terrenos de otros utilizada por el movimiento de trabajadores agrícolas sin tierras: «ni justicia, ni bien común dan el derecho a [...] tomar propiedad de alguien bajo ningún pretexto».

En los siguientes discursos y homilías el Santo Padre recordaba la enseñanza social de la Iglesia hablando sobre el problema de la migración, el trabajo de temporada y el problema de la vivienda, entre otras cosas. Ese último problema fue particularmente destacado en el discurso a los favelados - los pobres habitantes de las afueras de Vitória. El Papa recordó allí sobre el cuidado especial que los cristianos son obligados a demostrar hacia los pobres en los cuales «Jesús quiere ser amado por todos». Todo el mundo vió fotos de este encuentro, sobre las cuales el Papa abrazaba a una niña que había logrado llegar a él.
Juan Pablo II demostró la dimensión práctica del cuidado a los pobres a través del ejemplo de unas dos monjas brasileñas - hna. Paulina de Corazón Agonizante de Jesús que murió hace medio siglo y hna. Irma Dulce que en ese tiempo todavía seguía viva. Hna. Paulina fue una inmigrante italiana que llegó a Brasil todavía en el siglo XIX. Allí fundó la congregación de Hermanas Pequeñas de Concepción Inmaculada, la tarea más importante del cual fue el cuidado a los huérfanos, especialmente los niños de los ex esclavos. Juan Pablo II la beatificó durante la peregrinación en 1991 en Florianópolis - una de las ciudades más ricas y más visitadas por turistas de Brasil, llamada también “Valle del Silicio con playas”. El Santo Padre visitó a la hna. Irma Dulce en hospital en Salvador. La monja nominada al Premio Nobel de la Paz, la fundadora de una gran organización caritativa, «la mujer más adorada de Brasil» según una clasificación de prensa, murió medio año después. Fue canonizada en el año 2019 por el Papa Francisco.

Irmã Dulce de 20 años

El ejemplo de los santos ayudando a los pobres fue un elemento del mensaje clave de Juan Pablo II en Brasil. «Todas las manifestaciones de la injusticia social son ante todo ‘fruto, acumulación y conjunto de muchos pecados personales’», por eso «la condición de cada reforma es la conversión de los corazones». El Papa durante la peregrinación estaba también  enfocado al mismo nivel en la enseñanza espiritual sobre la Eucaristía, la fe y la evangelización. Hablaba sobre ellas durante los encuentros con todos los grupos de fieles: desde los obispos hasta los sacerdotes, los seminaristas, las hermanas religiosas y los laicos. Dedicó encuentros separados para los enfermos, las familias, los jóvenes, las personas de cultura y los niños. Habló también con los representantes del judaísmo, las Iglesias protestantes y los pueblos indígenas.

El encuentro con los niños ante de la basílica Nosso Senhor do Bonfim en Salvador fue especialmente conmovedor. Miles de niños se comunicaron con el Papa por respuestas corales y levantando sus manos. El Papa hablaba sobre temas difíciles: la educación, el racismo, las drogas y, ante todo, la necesidad de construir en Brasil una familia fuerte como condición para el desarrollo feliz de los niños. Fue uno de los temas sobre los cuales Juan Pablo II hablaba más frecuentemente. Usó las palabras “matrimonio” y “niños” el doble de veces que durante su peregrinación previa en 1980. Aparecieron también los temas del aborto, la anticoncepción y la esterilización, sobre los cuales no había dicho nada once años antes. Tal vez, el motivo de esto fue la disminución de la tasa de fertilidad en un tercio en este tiempo (de 4,4 a 2,9).



Efectos
Por una coincidencia fue posible estudiar muy precisamente efectos de los discursos del Papa en el campo de la moralidad sexual. Desde septiembre hasta diciembre del año 1991 The Demographic and Health Surveys Program conducía unas entrevistas con mujeres sobre su fertilidad. Esto dió a los investigadores datos exactos sobre las creencias y el comportamiento de los Brasileños antes, durante y después de la visita del Papa. A causa de la peregrinación casi 40% más de mujeres declaró que no usará la anticoncepción. Este y otros cambios en la conciencia de los Brasileños aumentaron en un 27% la probable cantidad de los niños nueve meses después de la peregrinación. Pero la influencia resultó ser de corto plazo porque el Papa solo convenció a cumplir más temprano los planes de tener un niño, pero no cambió los planes vinculados con el número total de los niños que las parejas brasileñas quieren tener.
La peregrinación a Brasil - citas de Juan Pablo II
  • «Es necesaria una educación constante de los cristianos a la fe, especialmente de los que tienen una gran responsabilidad directa de construcción de la sociedad. Lo exige la misma naturaleza de ellos, compuesta de alma y de cuerpo, porque fueron llamados por el Padre a tomar posesión del reino celestial preparado para ellos (cf. Mt 25,34). Aquí nace la preocupación por encontrar un sentido más profundo de este mundo que es una obra del Creador. Si el mundo es una obra de las manos de Dios, [...] entonces tiene que ser dotado del sentido Divino que tienen todas las cosas desde la naturaleza. No existe y nunca ha existido una contradicción entre el conocimiento humano y la fe. Desde el más complicado esfuerzo intelectual hasta la acción manual más simple, todo puede y debería llevarnos a Dios.»

Homilía durante la misa en Esplanada dos Ministérios en Brasília, 15.10.1991

  • «Algo completamente diferente de la pobreza que Jesucristo llamó bendita es una otra pobreza que toca a muchos de nuestros hermanos y obstruye su desarrollo personal completo. Enfrentándose a la pobreza así, que es una escasez y una falta de los bienes materiales indispensables, la Iglesia con toda la fuerza llama a una solidaridad común que permitiría luchar contra esta pobreza. La Iglesia es un promotor de la civilización del amor. No puede estar callado cuando en el gran asunto de los pobres percibe los síntomas de la civilización del egoísmo. Exactamente por eso cree que tiene obligación a decir [...] que es una injusticia ’una afluencia de riquezas a las manos de pocos con simultáneo empobrecimiento de muchos’ y que es un escándalo la pompa y el lujo que coexisten con el sufrimiento causado por la falta de los bienes más necesarios.»

Discurso durante el encuentro con los habitantes de la favela Lixão de São Pedro en Vitória, 19.10.1991

  • «Me gusta que sabéis estar juntos y ayudar a otros niños, no prestando atención a su color de piel, lugar en la sociedad o religión. Os ayudáis mutuamente. ¡Ojalá los adultos quieran hacer como vosotros y dejen toda la discriminación! Solo así el mundo encontraría la paz. ¿Queréis que haya paz en el mundo? ¿Queréis que el mundo viva en paz? Para que podáis ser de verdad importantes, necesitáis la familia, los padres viviendo juntos, la atmósfera de amor y paz. Hay que ayudar a los niños que nacen y crecen fuera de una familia verdadera. Pero hay que también hacer algo para que los derechos de todos los niños sean respetados, según las cuales cada niño debería tener los padres viviendo juntos, los hermanos que le aman, la casa feliz y agradable. Si lo queréis, levantad su mano derecha.»

Discurso durante el encuentro con los niños en Baixa do Bonfim en Salvador, 20.10.2021

Autor del texto: Ignacy Masny (pl)

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