Juan Pablo II el Conciliador

Se suponía que el conflicto militar iba a comenzar el 22 de diciembre del año 1978. El ejército argentino se preparaba para la ocupación de las islas en disputa en la región del canal Beagle y la pugna con la flota chilena.
Firma del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile en Vaticano, 29 de noviembre de 1984
22 de diciembre de 1978
Juan Pablo II envía al cardenal Antonio Samorè como negociador en el conflicto entre Chile y Argentina
8 de enero de 1979
Firma del acuerdo Chile-Argentina en Montevideo (Uruguay)
28 de mayo de 1982
El comienzo de la visita papal a Gran Bretaña (después de esa peregrinación el Papa visitó Argentina)
29 de noviembre de 1984
Firma del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile en Vaticano
27 de octubre de 1986
La jornada de oración por la paz en Asís  
20 de marzo de 2003
Ataque de la coalición internacional (principalmente EE.UU. y el Reino Unido) en Irak
Al borde de la guerra
Cuando un conflicto antiguo por islas pequeñas pero con gran significado estratégico entre dos países católicos de América del Sur alcanzó su apogeo, Juan Pablo II solo era el Papa desde hace dos meses. Ambos países estaban gobernados por los militares que tomaron el poder como el resultado del golpe de estado: en Argentina gobernaba Jorge Rafael Videl y en Chile - Augusto Pinochet.

Hasta ese momento las negociaciones entre ambos países no habían dado los resultados esperados. La Sede Apostólica, alarmada, decidió actuar. La mañana del 22 de diciembre, Juan Pablo II personalmente anunció que enviará su representante - el cardenal italiano Antonio Samorè - a la región del conflicto. Después de dos semanas de negociaciones su misión diplomática resultó exitosa. El 8 de enero del año 1979 se firmó el acuerdo en Montevideo en Uruguay. Los países en conflicto se comprometieron a suspender operaciones militares y resolver el conflicto de una manera pacífica. Además, oficialmente pidieron que la Sede Apostólica asumiera el papel de mediador en el conflicto.

Así fue detenido un estallido de guerra que podría tener unas consecuencias imprevisibles y de largo plazo. El acuerdo de Montevideo (Acta de Montevideo) muchas veces menciona los esfuerzos personales de Juan Pablo II por detener la guerra. Su autoridad tuvo gran importancia para los gobiernos de los países y, por eso, decidieron resolver el conflicto de una manera pacífica.

Las negociaciones seguían por algunos años más hasta el noviembre del año 1984, cuando fue firmado el Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile que finalmente acabó el conflicto (sobre el foto: el momento de firmación del tratado). Durante las negociaciones, el gobierno de Argentina cambió y el sistema democrático fue introducido en el país.
Maniobras diplomáticas
Los cambios políticos en Argentina fueron consecuencias de la pérdida de la Guerra de Malvinas con el Reino Unido, que tuvo lugar en el año 1982. Juan Pablo II estuvo también involucrado en ese conflicto en cierto momento. Dos meses antes de la visita del Papa en el Reino Unido, planificada para finales de mayo del año 1982, el ejército argentino ocupó las Islas Malvinas. En retorno, la flota británica partió para recuperar las islas. Surgió un dilema si el Papa debería visitar un país, que está en guerra. Los Británicos insistían, que sí, mientras que Argentina decía, que eso significaría ponerse del lado del Reino Unido. Juan Pablo II invitó entonces a los obispos británicos y argentinos al Vaticano, donde juntos discutieron sobre la situación existente y dijeron la misa en intención de paz y conciliación. Luego el Papa anunció, que después de su visita en el Reino Unido, adicionalmente va a visitar Argentina. Y eso es lo que pasó. Después de su visita en el Reino Unido, el Papa vino a Argentina, cuando ya se supo, que este país va a perder la guerra. Para muchos Argentinos, esa visita era una consolación.
Mirar hacia el futuro
Desafortunadamente, los líderes del mundo no siempre escucharon a Juan Pablo II.  Un ejemplo bien conocido de eso es la guerra de Irak. En el año 2003, el Papa intentaba detener el ataque de la coalición internacional dirigida por los Estados Unidos y el Reino Unido a Irak, el objetivo de cual era derrocar al régimen de Sadam Huseín. El Papa enviaba sus representantes a Irak y a Washington y llamaba públicamente para detener las operaciones militares. La operación, en la cual participaron también fuerzas armadas polacas, se empezó y tuvo consecuencias de largo plazo. Hanna Suchecka, la Embajadora polaca en la Sede Apostólica durante ese tiempo, observaba la intervención personal del Papa en ese conflicto. Así comentó estos eventos después de años: «Después de una docena de años, es claro, quién tuvo razón; que la guerra no resuelve nada (...). Podemos preguntarnos en qué grado toda esta crisis de migración, que tenemos que enfrentar ahora, es un tipo de consecuencia de esos eventos, que Juan Pablo II en algún sentido predijo y quiso evitarlas».

Durante su pontificado, Juan Pablo II era un incansable portavoz de la paz; hablaba en un foro internacional (p.ej. dos veces en la sede de la ONU), tuvo más de 1000 reuniones oficiales y no oficiales con los jefes de estado y los primeros ministros. Pero en sus esfuerzos pacíficos, el Papa siempre puso oración en primer lugar. En octubre del año 1986, durante la amenaza nuclear y la Guerra Fría, invitó a los líderes religiosos a Asís para rezar por la paz. Luego anunció los días de oración un par de veces más, (p.ej. durante las guerras de los Balcanes y de Ruanda). En enero del año 2002, el Papa se reunió con los líderes religiosos del mundo, también musulmán, para rezar por la paz debido a las ataques terroristas del 11 de septiembre en los Estados Unidos y la guerra de Afganistán.


texto: B. Stefańska, trad.: A. Wardak
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